Por Neil Baldwin.
Tomar una porción de Hemingway, añadir una dosis de humor (del que Hemingway extrañamente carece), mezclar con un puñado de hojas de afeitar y varios litros de vino barato, luego una o dos gotas de ironía, agitar bien y leerlo al final de la noche: así tendrá el auténtico sabor Bukowski.
Faltó el afrodisiaco, pues refieren un sex apple con las féminas… un abrazo
Me gustaMe gusta