Los cuentos de hadas son relatos populares que ilustran simbólicamente la muerte de la inocencia y el nacer de la niñez, subrayan los ideales de la sociedad y enseñan a afrontar los temores. Sigmund Freud y Carl G. Jung interpretaron algunos de sus elementos como reflejo de las angustias, temores y deseos más universales y profundos.
LA BESTIA.
En el cuento de Caperucita roja se plantea el viejo tema de la bestia que hay que vencer. El lobo devora a la criatura inocente, pero al rajar el vientre del lobo, la niña (y su abuela) es liberada, y sigue viva. Ha muerto la inocencia pero ha emergido una nueva vida.
En La bella y la bestia, la Bella se sacrifica y se entrega a la Bestia para salvar a su padre. Cuando la Bella descubre la bondad de la Bestia y se enamora, la Bestia queda libre de su encantamiento y recupera su condición de apuesto príncipe; así, su naturaleza bestial es derrotada por el bien.
CHOQUE DE CULTURAS.
Los cuentos de hadas se pueden interpretar de maneras diversas. Donde unos aprecian significados religiosos o cosmológicos, otros hallan explicaciones psicológicas. Ciertos relatos pueden leerse como el resultado de un choque de culturas, pues en efecto responden a la fusión de tradiciones diversas. Una de las interpretaciones de Blancanieves, por ejemplo, es que el cuento representa la derrota del antiguo orden (el del culto a la diosa madre pre cristiana) a manos de uno nuevo (el cristianismo). Blancanieves, la doncella pura y feliz que vive entre animales y otros seres del bosque (los siete enanitos, que cuidan de ella cuando es expulsada por su celosa madrastra), sería así una metáfora de las antiguas religiones matriarcales de la naturaleza; y su madrastra, que toma el lugar de su madre verdadera, la madre naturaleza, representaría a la nueva religión; el padre de Blancanieves sería el hombre común que duda entre ambas.
SUPERACIÓN.
Ciertas historias presentan a un héroe en busca de algo. A veces se trata de historias épicas con un final feliz, como el rescate de la doncella en apuros. A veces el héroe es un personaje sencillo, casi indefenso. Tanto en Alí Babá (de Las mil y una noches) como en Juan y la habichuela gigante, la riqueza y la sabiduría se alcanzan tras grandes tribulaciones; la moraleja es que lo bueno, ya sea de orden material o espiritual, requiere un esfuerzo.
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