Bibliofagia

En esta segunda entrega de Bibliopatías, tenemos una muy particular, la bibliofagia, veamos:

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Muchos somos o conocemos a devoradores de libros, es decir, personas que leen mucho, y eso está bien (siempre y cuando no interfiera en la vida social, familiar, laboral, etcétera), pero, y si tomamos literalmente el concepto «devorador», ahí tenemos a nuestros bibliófagos.

Simplemente, y haciendo a un lado el sentido metafórico de la expresión «devorador de libros», en sentido estricto, ser bibliófago implica comerse de verdad los libros, ingerirlos. Si bien la bibliofagia (comer papel en forma de libro) es algo muy raro de verse, ya que la celulosa que compone el papel es imposible de digerir por los seres humanos, está presente incluso en textos bíblicos, particularmente en Ezequiel 2:8 a 3:6 y en el Apocalípsis:

Mas tú, hijo de hombre, oye lo que yo te hablo; no seas rebelde como la casa rebelde; abre tu boca, y come lo que yo te doy. Y miré, y he aquí una mano extendida hacia mí, y en ella había un rollo de libro. Y lo extendió delante de mí, y estaba escrito por delante y por detrás; y había escritas en él endechas y lamentaciones y ayes. 

Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel. Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo. Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel. Luego me dijo: Hijo de hombre, ve y entra a la casa de Israel, y habla a ellos con mis palabras. Porque no eres enviado a pueblo de habla profunda ni de lengua difícil, sino a la casa de Israel.  No a muchos pueblos de habla profunda ni de lengua difícil, cuyas palabras no entiendas; y si a ellos te enviara, ellos te oyeran. 

En la literatura moderna también podemos encontrar ejemplos de bibliofagia, como un elemento destructor. En la novela de 1980 de Umberto Eco, El nombre de la rosa, uno de los personajes decide ingerir un libro supuestamente perdido (La estética, de Aristóteles), para que su conocimiento no se propague más allá de la abadía.

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Sin duda esta bibliopatía del tipo obsesivo-compulsivo causa mucho daño en el individuo, generando problemas gastro intestinales, irritación, vómito, etc., y por su puesto deficiencia nutricional. La acompaña muchas veces la anorexia o la bulimia, debido al deseo de adelgazar evitando comer alimentos normales, sustituyéndolos por el papel.

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Ver Bibliopatías: Bibliocleptomanía

6 comentarios en “Bibliofagia

  1. Oh no!! Lo confieso, creo que tengo principios de bibliófago jaja
    Una vez, haciendo trampas es un absurdo examen de inglés me tuve que tragar un pequeño papelito para no ser descubierto :0
    Ahora lo pienso, y había millones de alternativas para no ser descubierto y evitar hacer esa asquerosidad, pero la TV hace mucho daño jaja

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  2. Ohhh pero esto es en sentido literal osea comerse las hojas de los libros :O …
    Bueno no esta tampoco la padezco.
    Y casi me muero porque dije: si me va a hacer un spoiler de El nombre de la Rosa lo mato jajajaja. Aun no lo he leído 😀 y quiero leerlo!!!
    Un saludo!

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