Biblioclastía

ADVERTENCIA: No apto para bibliófilos.

. . . . .

Peor aún que la bibliocleptomanía, es el turno de hablar de esta bibliopatía tan horrible. Consiste en destruir, bajo cualquier método, a los maravillosos libros. La quema es el método predilecto, más que nada por su carácter simbólico. 

El biblioclasta es sin duda un bibliófobo extremista.

Umberto Eco, en su ensayo Desear, poseer, enloquecer, habla de tres tipos de biblioclastías:

Biblioclastía fundamentalista: el biblioclasta fundamentalista no odia los libros como objeto, teme por su contenido y no quiere que otros los lean. Además de un criminal, es un loco, por el fanatismo que lo anima. La historia registra pocos casos excepcionales de biblioclastía, como el incendio de la biblioteca de Alejandría o las hogueras nazis.

Biblioclastía por incuria: es la de tantas bibliotecas, tan pobres y tan poco cuidadas, que a menudo se transforman en espacios de destrucción del libro, porque una manera de destruir los libros consiste en dejarlos morir y hacerlos desaparecer en lugares recónditos e inaccesibles.

Biblioclastía por interés: el biblioclasta por interés destruye los libros para venderlos por partes, pues así obtiene mayor provecho. Imaginemos que un bellísimo atlas del siglo XVI, con doscientos cincuenta mapas hechos a mano, cueste cien mil dólares. En general, el librero honesto sólo vende mapas si los ha encontrado por separado o los ha extraído de copias incompletas, que sólo sirven para el destrozo.

A lo largo de la historia de la humanidad, y a fechas recientes podemos decir que desafortunadamente sigue sucediendo, se han cometido crímenes contra los libros. Ejemplos claros podemos encontrar en la Inquisición española, la biblioclastía nazi, Augusto Pinochet tras el golpe de Estado en 1973, quema de libros por el Estado Islámico (2015), y más.

Si aún tienes estómago y quieres conocer más «bibliocidios», ingresa a este artículo: Bibliocidios a lo largo de la historia.

Dentro de la literatura también podemos ver casos de biblioclastías, el más conocido me parece que sería Fahrenheit 451, de Ray Bradbury, aquí puedes leer un extracto de la obra.

“…there must be something in books, things we can’t imagine, to make a woman stay in a burning house; there must be something there. You don’t stay for nothing.”

. . . . .

Ahí donde se queman libros se acaba quemando también seres humanos
Heinrich Heine.

. . . . .

2 comentarios en “Biblioclastía

  1. Hola.
    Primera vez que ingreso a tu blog, y esta entrada me ha llamado mucho la atención. Tu análisis me parece serio, sencillo e intenso.
    De las tres categorías, creo que la peor es la «Biblioclastía por incuria».
    Concuerdo contigo en que el caso «más destacado» se presenta en Fahrenheit 451.
    Saludos para ti.
    Gracias por compartir.

    Le gusta a 1 persona

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s