Esta semana dedicada a la muerte y sus misterios no podría estar completa sin el maestro del terror Edgar Allan Poe (1809-1849).
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Publicado en diciembre de 1845, este relato es el más claro ejemplo de la pequeña, delgada, casi transparente línea que delimita la vida y la muerte.
Hubo una época, alrededor de los siglos XVIII y XIX, en donde una técnica, antecesora de la hipnosis moderna, llamada mesmerismo por su creador Franz Mesmer (1733-1815), se creía podía ayudar a curar enfermedades a través de técnicas de trance hipnótico apoyándose en imanes, flujo eléctrico y otros metales. Esta técnica buscaba a través de canales eléctricos sublevar el espíritu del paciente contra la enfermedad que lo aquejaba.
La historia lo confirma, estos métodos quedaron en el olvido por su ineficacia. Sin embargo, Poe supo cómo sacarle provecho y entregarnos un relato espeluznante.
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Un creyente del mesmerismo (Sr. P…), que a su vez sirve de narrador de esta historia, ve la gran oportunidad de aplicar sus técnicas cuando un amigo suyo se encuentra muriendo de tuberculosis. El moribundo acepta. Podrá por fin dar respuesta a una de las mayores preguntas de la humanidad: ¿qué sucede en el paso de la vida a la muerte? Después de agonizar, será el mismo señor Valdemar quien anuncie su propia muerte.
Siete meses el señor Valdemar permanece muerto en vida, en total trance, sin pulso y sin respiración. Tras este periodo de tiempo, el narrador intentará despertarlo de su muerte. El resultado será uno de los finales más increíbles en los relatos de terror.
Estimado P…:
Ya puede usted venir. D… y F… coinciden en que no pasaré de mañana a medianoche, y me parece que han calculado el tiempo con mucha exactitud.
Valdemar
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Aquí el PDF: La verdad sobre el caso del señor Valdemar
Este es uno de mis cuentos favoritos. Una pieza maestra.
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