Posiblemente una de las imágenes más icónicas no solo del autor, si no de la literatura universal. Hoy me gustaría platicarles algunos aspectos que hacen muy especial a esta obra.

El daguerrotipo, perfeccionado por el francés Louis Daguerre, fue el primer procedimiento fotográfico utilizado, presentado en el año de 1839. En esta técnica la imagen se reflejaba en una lámina de plata pulida, y aunque en un principio se necesitaban hasta diez minutos para permitir el correcto ingreso de la luz, se perfeccionó hasta el punto de hacerlo en menos de un minuto.

Este daguerrotipo, acreditado a W.S. Hartshorn, fue llevado a cabo en Rhode Island el 9 de noviembre de 1848. A pesar de que en la imagen el crédito aparece para C.T. Talman, 1904, 55 años después de la muerte de Edgar Allan Poe. Al parecer esta confusión se debe a que no fue si no hasta 1882 que los Derechos de Autor tuvieron su efecto en las fotografías, por lo que Talman registró únicamente una copia del original de Hartshorn.

Centrándonos en el retrato, vemos a un Poe triste y con una sombra de pesimismo sobre su persona, sin duda esta ha sido su imagen históricamente. Sin embargo, el marco dentro del cual fue tomado este daguerrotipo nos ayuda a entender el por qué. Su aspecto casi fúnebre se debe a que en 1848 Poe sufría aún por la muerte de su amada esposa Virginia Eliza Clemm, fallecida en 1847. Esto trajo consigo una tormenta de alcohol, drogas y depresión; incluso intentó suicidarse (se dice que solo 4 días antes de esta obra). Contrario a lo que apreciamos, se le consideraba un hombre atractivo y muy atlético, lo que le originaba tener un gran éxito con las mujeres.

En su momento Poe no dejó pasar la oportunidad de mostrar su entusiasmo ante la técnica del daguerrotipo:

El instrumento en sí debe sin duda ser considerado el más importante, y tal vez el más extraordinario triunfo de la ciencia moderna.