Hoy recordamos al maestro Jorge Luis Borges, en su 30 aniversario luctuoso.

Palabras sobran para intentar siquiera describir la grandeza de este autor, no solo dentro de la literatura hispanoamericana, si no en la Literatura Universal. 

Sus textos logran que al leer la última oración, la última palabra y el punto final, simplemente te detengas a pensar en lo recién leído; forzosamente te detiene a pensar, no te deja indiferente.

Resumir a Borges en solo 16 frases es limitar a un escritor que no conocía límites. Podrían ser cientos, quizá miles de líneas a mencionar no solo como frases, si no como verdaderas sentencias sea cual sea el ámbito al que se refiere. Aquí algunas de ellas:

• Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.
• No hay consuelo más hábil que el pensamiento de que hemos elegido nuestras desdichas.
• No se puede contemplar sin pasión. Quien contempla desapasionadamente, no contempla.
• He cometido el peor pecado que uno puede cometer: no he sido feliz.
• La duda es uno de los nombres de la inteligencia.
• Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído.
• Hay quienes no pueden imaginar un mundo sin pájaros; hay quienes no pueden imaginar un mundo sin agua; en lo que a mí se refiere, soy incapaz de imaginar un mundo sin libros.
• Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca.
• Estoy solo y no hay nadie en el espejo.
• Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón.
• Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
• El infierno y el paraíso me parecen desproporcionados. Los actos de los hombres no merecen tanto.
• Que el cielo exista, aunque nuestro lugar sea el infierno.
• Hay derrotas que tienen más dignidad que una victoria.
• La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene.

• Dicen que soy un gran escritor. Agradezco esa curiosa opinión, pero no la comparto. El día de mañana, algunos lúcidos la refutarán fácilmente y me tildarán de impostor o chapucero o de ambas cosas a la vez. No he cultivado mi fama, que será efímera.

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Un genio que indagó en los laberintos de la mente humana, y que así como el laberinto de Creta fue su fijación desde muy pequeño, lo es para nosotros, los lectores, sus textos llenos de espejos y reflejos, sueños y ficciones.

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30 años sin Borges