No es muy común que al pensar en literatura nos vengan a la mente números, ¿cierto? Siempre números y letras se han considerado por aparte, casi como incompatibles; pero hay ejemplos claros de unos sustituyendo a otros; los números romanos, que no son mas que letras queriendo ser números. Posiblemente el único número que se te graba cuando estas leyendo un libro sea el número de la página o capítulo en el que te encuentras.

Y es que hay números naturales, reales, compuestos, primos, ordinales, racionales, irracionales, cardinales, positivos, negativos, pares, impares, complejos, hipercomplejos, defectivos, trascendentes, partitivos, y un vasto etcétera. Afortunadamente este es un blog de literatura, así que me enfocaré en los números literarios, y estos son algunos de ellos.

Empecemos por lo más sencillo:

1984. Para el que está ajeno a la literatura no es más que un año de aquéllos lejanos 80’s de peinados y moda horribles, pero para el lector este número compuesto es más que eso; pues se trata de el título de la gran novela de George Orwell, una de las distopías por excelencia y favoritas entre los lectores. Admirada, entre muchas cosas, por su temática tan adelantada a su época (1949). Todo un referente en cuanto al control de la sociedad por un sistema totalitario sin rostro. 

451. ¿Una ruta de autobús? No. ¿Los grados Fahrenheit necesarios para quemar el papel de los libros? Sí. Espantoso número de la novela de Ray Bradbury, Fahrenheit 451, publicada en 1953. Otra distopía muy avanzada para su época pero que no está nada lejos de la realidad. ¿Llegaremos a ver el día en que será un delito tener libros y un pensamiento independiente? Esperemos que no. En grados centígrados esto equivale a 232.8°.

Ahora un poco más complicado:

221. Este número no nos dice nada a primera vista, ¿cierto? Pero que tal si le agregamos una letra B, 221B, ¿aún no? Y si además de esto se escribe a continuación Baker Street dando como resultado 221B Baker Street. Misterio resuelto, por supuesto estamos hablando de la residencia en Londres del mismísimo Sherlock Holmes.

42. Poco o nada nos dice este número. Pero y si les dijera que es «el sentido de la vida, el universo y todo lo demás», ¿lo creerían? Número compuesto, que según la supercomputadora «Pensamiento profundo» es todo eso. ¡¿Qué!? Leyeron bien, según Douglas Adams en su disparatado libro Guía del autoestopista galáctico (1979), cuarenta y dos es la respuesta al gran misterio de la vida.

20. Otro número compuesto de dos dígitos. Y de nuevo puede referirse a muchísimas cosas, pero en este caso lo tomo de la saga de El Señor de los Anillos. Sigue siendo un tanto complicado, pues bien, este número hace referencia a la cantidad de Anillos de Poder elaborados por los Altos Herreros Élficos. Así se dividen, no lo olviden:
Tres Anillos para los Reyes Elfos bajo el cielo / Siete para los Señores Enanos en palacios de piedra / Nueve para los Hombres Mortales condenados a morir / Uno para el Señor Oscuro.

6655321. No, no se trata de un número telefónico. Tampoco es la población de un país ficticio. Este alargado dígito no es mas que el número de prisionero del protagonista de La naranja mecánica (1962), el rebelde y sufrido Alex DeLarge. En la película de Stanley Kubrick (1971) este número fue modificado por el 655321, debido a que es más corto y por lo tanto más rápido de pronunciar.

217. Cierro esta lista con otro complicado. A simple vista es un simple número, pero es sinónimo de miedo y terror. Se trata del número de habitación del hotel Overlook, sí, ese que volvió loco a su cuidador Jack Torrance, y que estremece al pequeño Danny con lo que en ella se oculta. ¿Lo adivinaron? Claro que hablo de El resplandor (1977) de Stephen King. En la versión fílmica (1980), el director Stanley Kubrick modificó el número por el 237.

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Extra: 666. Sí, el número de la bestia, pero también la cantidad de palabras escritas en este texto. Anda, cuéntalas. Curioso, ¿cierto?

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¿Tienes algún número significativo en tus lecturas? ¿Recuerdas otro?