Porque la falta de tiempo es la principal excusa de quienes quieren pero no pueden, les comparto 8 microrrelatos para leer de un tirón y sentirse bien el resto del día.
∞ Llamada, de Fredric Brown.
El último hombre sobre la Tierra está sentado a solas en una habitación. Llaman a la puerta…
∞ Mensaje, de Thomas Bailey Aldrich. (Muy similar al anterior)
Una mujer está sentada sola en su casa. Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto. Golpean a la puerta.
∞ A una mujer, de Robert Browning. (Mi favorito)
Se colocó ante el espejo, se puso el cañón de la pistola en la sien, disparó y cayó muerto. Pero su imagen reflejada siguió en pie, pues la pistola del espejo no es la pistola de verdad.
∞ Sueño de la mariposa, de Chuang Tzu.
Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu.
∞ Terror de la cólera, de Ah’med el Qalyubi.
En una de sus guerras, Alí derribó a un hombre y se arrodilló sobre su pecho para decapitarlo. El hombre le escupió en la cara. Alí se incorporó y lo dejó. Cuando le preguntaron por qué había hecho eso, respondió:
-Me escupió en la cara y temí matarlo estando yo enojado. Sólo quiero matar a mis enemigos estando puro ante Dios.
∞ El sueño del rey, de Lewis Carroll.
– Ahora está soñando. ¿Con quién sueña? ¿Lo sabes?
– Nadie lo sabe.
– Sueña contigo. Y si dejara de soñar, ¿qué sería de ti?
– No lo sé.
– Desaparecerías. Eres una figura de su sueño. Si se despertara ese Rey te apagarías como una vela.
∞ Hablaba y hablaba, de Max Aub.
Hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba. Y venga hablar. Yo soy una mujer de mi casa. Pero aquélla criada gorda no hacía más que hablar, y hablar, y hablar. Estuviera yo donde estuviera, venía y empezaba a hablar. Hablaba de todo y de cualquier cosa, lo mismo le daba. ¿Despedirla por eso? Hubiera tenido que pagarle sus tres meses. Además hubiese sido muy capaz de echarme mal de ojo. Hasta en el baño: que si esto, que si aquéllo, que si lo de mas allá. Le metí una toalla en la boca para que se callara.
No murió de eso, sino de no hablar: se le reventaron las palabras por dentro.
∞ Un creyente, de George Loring* (Autor inexistente, muy probablemente se trate de J.L. Borges).
Al caer la tarde, dos desconocidos se encuentran en los oscuros corredores de una galería de cuadros. Con un ligero escalofrío , uno de ellos dijo:
– Este lugar es siniestro. ¿Usted cree en fantasmas?
– Yo no -respondió el otro-. ¿Y usted?
– Yo si -dijo el primero-, y desapareció.
…..
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Gracias por esta recopilación. Me encantan los microrrelatos y más sin son de este género. Muy, muy buenos.
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Muchas gracias por leerlos. En verdad son buenos. Un saludo.
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