Lecturas Enero – Marzo

Increíble que se haya ido 1/4 del año, muy rápido.

A principios de este año decidí llevar un conteo de mis lecturas de forma trimestral, pensando que de esta forma me sería mas fácil y encontraría el tiempo para desarrollarlo, pues en años anteriores venía haciéndolo de manera mensual, lo cual viendo ahora la falta de tiempo a la que he estado sometido últimamente, pues me sería muy complicado llevarlo a cabo.

Así que sin más, les presento mi primer resumen trimestral de este año 2019:

  1. Los perros duros no bailan (Alfaguara), de Arturo Pérez-Reverte.
    Inicié el año con intenciones de leer algo diferente, y más que nada con autores nuevos para mí. Este fue el caso de Pérez-Reverte, que si bien conocía de nombre no tenía idea de qué iban sus libros. Siempre un libro desde la perspectiva animal atrae mi atención y así sucedió con Los perros duros no bailan, una novela corta, podríamos decir un thriller detectivesco y negro, muy sencillo y llevadero que sin ser algo increíble te hace pasar un buen momento. Lectura ágil y ligera, ideal para la resaca del año nuevo. ⇒ Reseña.
  2. Dickon el Diablo y otros relatos extraordinarios (Valdemar), de Joseph Sheridan Le Fanu.
    Como verán no duré mucho en mis aventuras con nuevos autores y me vi seducido y arrastrado por mi verdadera pasión, los relatos de horror. Este libro en particular llevaba años en mi lista de deseos, pero la falta de disponibilidad me hacía imposible conseguirlo, así que cuando tuve la oportunidad no lo dejé ir. Le Fanu no es para nada nuevo para mí, relatos sueltos en algunas antologías eran la relación que tenía con este autor, padre de la mismísima Carmilla, está por demás decir. En Dickon el Diablo…, nos adentramos en oscuras regiones veladas por un Le Fanu maduro que da buena muestra de su contribución a la ghost story. ⇒ Reseña.
  3. La dama del lago (Alianza Editorial), de Raymond Chandler.
    Mi muy apreciada novela negra no puede faltar en mi repertorio. Primer novela negra del año, y que seguramente no será la últimas. Chandler es garantía, díganme anticuado o cómodo, pero leer a Chandler o a Hammett será siempre mi prioridad en este género, son la base que sostiene a todo lo posterior. Historia que te lleva de un lado a otro, te aleja de la ciudad y te regresa de un golpe, de amoríos a negocios fraudulentos, de aguas cristalinas al asfalto gris. Imprescindible texto de Raymond Chandler, no tiene desperdicio. ⇒ Reseña.
  4. Un horror tropical y otros relatos (Valdemar), de William Hope Hodgson.
    El nombre de William Hope Hodgson ha retumbado en mi cabeza y se adhirió desde que leí su impresionante «La casa en el confín de la Tierra», novela que no puedo dejar de recomendar. En esta ocasión, Hodgson da muestras del por qué se le considera un Maestro del horror marino, dándonos golpes de babor a estribor continuamente en los relatos contenidos en esta antología. Relatos que te hacen sentir pavor ante tu pequeñez en un mar bravo listo para liberar el terror sobre ti. ⇒ Reseña.
  5. Ojerosa y pintada (Joaquín Mortiz), de Agustín Yáñez.
    Aquí si he de dejar bien en claro que me apegué a los «Derechos de Lector» cuando avanzaba en mi lectura. Todo Lector tiene derecho a abandonar un libro cuando éste no lo atrape por completo, y desgraciadamente este fue el caso; a pesar de adelantar algunas páginas simplemente no le vi futuro y lo hice a un lado. La historia de un taxista levantando clientes e interactuando con ellos mientras recorren la caótica Ciudad de México no me parecía mala idea, de hecho esto fue lo que llamó mi atención. Desgraciadamente me cansé de esto y decidí no continuar.
  6. Los traficantes de naufragios (Valdemar), de Robert L. Stevenson.
    De nuevo el Mar me susurró al oído y me atrajo con su seductor oleaje. Al igual que el libro de Le Fanu, este ejemplear era otro que tenía tiempo queriéndolo obtener. Por fin sucedió. De Stevenson poco o nada puedo agregar, todos sabemos de su capacidad. En esta novela trepidante seremos testigos de una tragedia oculta, donde el caso de un naufragio destapa la curiosidad de algunos, y donde entre más se indague más extraño parece el caso, y peor aún, la tragedia se empieza a sentir. De escritura hábil y muy elegante, como siempre en el caso de Stevenson, esta historia es un deleite para los aventureros, pues más allá de una historia oscura es una aventura en los Mares del Sur, aquéllos de los que el propio autor quedó enganchado hasta su muerte. ⇒ Reseña.
  7. El libro de Hiperbórea (Cátedra), de Clark Ashton Smith.
    La vida de Clark Ashton Smith fue gris, del color de la pobreza. Vida dura y sufrida, pero aún así podía darse el lujo de mantener una amistad con Robert W. Chambers y el mismísimo H.P. Lovecraft, dos monstruos de Weird Tales. Fue precisamente esta relación la que desde años me tenía con la mirada fija en este autor, hasta que por fin pude hacerme de un libro exclusivamente de él. El libro de Hiperbórea es algo mágico, ancestral en los tiempos que desarrolla pero de un terror primigenio que abarca hasta las épocas de Los Mitos de Cthulhu. De ese tamaño fue la contribución de Ashton Smith a la literatura de terror, aunque su nombre se vea bajo la sombra de otros titanes del género. Un punto extra se lo lleva esta edición de Cátedra, maravillosamente cuidada que brinda cantidad de anotaciones y una extensa introducción a la vida y obra del autor. ⇒ Reseña.

¿Qué opinión te merecen estos títulos? Quiero saber tu punto de vista.

¿Cómo van tus lecturas este año?

 

 

 

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