Hablar de una novela gráfica es algo totalmente nuevo para mí, pues si siguen esta página sabrán que normalmente mis lecturas se centran en novelas o relatos de tinte clásico, dentro de un gusto por la ciencia ficción, el género infantil, hasta llegar al terror/horror. Les platicaré brevemente cómo se dio este acercamiento.
Mi introducción al mundo de la novela gráfica, o cómics si lo prefieren, es de reciente tiempo (2019), y se dio gracias al descubrimiento fortuito del lanzamiento de la colección completa de las aventuras de Hellboy, un personaje cuyo origen me remonta a las películas basadas en sus aventuras gráficas, siendo un personaje que desde su conocimiento me ha intrigado, así que fue realmente sencillo quedar enganchado. Por cierto, estos ejemplares son presentados por parte de Smash México y Dark Horse, siendo un total de 12 volúmenes. Al día de hoy han sido editados 10.
Así que este fue, dicho muy rápido, el origen de todo. Leí el primer volumen y me gustó la lectura en este formato, siendo obviamente una lectura mucho más ágil; pero para nada de menor calidad, pues tanto diálogo como trazo resaltan por su calidad.
Motivado por esto, me interesé en descubrir más novelas gráficas. Ahora mi vista estaba más alerta a un nuevo descubrimiento que me permitiera ampliar mi prácticamente nulo conocimiento en el tema. Para esto, la novela gráfica Providence hizo su aparición. Providence, nombre que inmediatamente relacioné con H.P. Lovecraft, y que pronto descubrí que en efecto tenía relación, atrajo mi atención inmediatamente. Fue el títutlo, su relación con HPL y la trama, lo que me hizo querer leerla. Además de todo esto, ver en su portada que el autor era un tal Alan Moore (V for Vendetta, Watchmen, From Hell…), me hizo saber que tenía algo muy bueno ante mí. Indagando un poco, supe que esta edición se trataba de 3 tomos, los cuales se conforman de 4 capítulos a su vez, albergando los 12 tomos que forman parte de la novela completa.
Sin duda esta novela lo tenía todo para atraparme: mi reciente curiosidad por lo gráfico, Alan Moore y mi admiración por Lovecraft. Así pues, me lancé a su lectura. ¿Y saben? Me atrapó.
- Vol. I
- Vol. II
- Vol. III
Nueva York, 1919. Robert Black es un periodista que hace poco encontró su lugar en el mundo. El repentino suicidio de un ser querido lo lleva a una calle misteriosa y al descubrimiento del lado oscuro de Estados Unidos. Es una calle sinuosa, como laberinto. Es la calle hacia Providence.
Es 1919 y Robert Black, un periodista joven y ambicioso, se ha volcado en un proyecto para escribir un libro que explore el lado oscuro de Estados Unidos. Sin embargo, Black no sabe que a su alrededor está a punto de abrirse un abismo de horror cósmico que cambiará su vida para siempre.
Es 1919 y el viaje de Robert Black, un ambicioso periodista que investiga el lado oscuro de Estados Unidos, está por concluir con un aluvión alucinatorio que vincula nuestro mundo y las creaciones visionarias de H.P. Lovecraft.
La trama como tal despierta interés en cualquier lector habituado al horror, e insisto, teniendo las referencias de HPL el plato está servido y luce delicioso. El joven periodista Robert Black (¿en honor a Robert Bloch, quizá?) se convertirá en el hilo conductor para recibir e intentar descifrar los oscuros misterios de una Norteamérica totalmente nueva para él. Un nuevo mundo bajo sus pies que le descubrirá conocimientos antiguos que van más allá de toda comprensión. Terribles conocimientos.
En cuanto a las referencias al Universo Lovecraftiano podemos encontrar La sombra sobre Inssmouth, El color que cayó del cielo, El modelo de Pickman, El caso de Charles Dexter Ward, El horror de Dunwich, y otros tantos. Sin dejar de lado las menciones a obras como el Necronomicón o El signo amarillo, de Robert W. Chambers.
Si eres un lector habitual de Lovecraft sentirás tremenda pena por el pobre Robert Black, pues sufrirá lo que uno como lector en parte puede deducir por el conocimiento previo de sus obras. Por cierto, y es algo que me ha gustado mucho, el propio HPL es un personaje central a partir del final del segundo volumen y prácticamente todo el último volumen.
Todo lo anterior lo ha tomado y no quiero decir mezclado, pues los relatos originales de Lovecraft en sí ya tenían cierta conexión entre sí, pero al menos sí que Alan Moore ha sabido interpretarlos para crear un argumento de principio a fin; entregándonos una obra brillante, oscura y muy profunda; llevando el horror a visiones elevadas que superan lo terrenal. Visiones y horrores provenientes más allá de las estrellas.
Las ilustraciones corren a cargo del artista Jacen Burrows, que me parece cumple muy bien con el detalle que en cada imagen se requiere, expresando con claridad lo expresado a pesar de que lo oscuro reina a lo largo de toda la obra. Es esto último lo que más destaco, la «claridad» visual en medio de tanta oscuridad.
En conclusión, recomiendo mucho esta novela, conozcas o no los trabajos de Lovecraft; aunque claro, conocerlos hará mucho más fácil la comprensión de los sucesos tan extraños que se presentan.
Comprar:
Providence, Vol. I
Providence, Vol. II
Providence, Vol. III
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