Un nuevo día, una bibliopatía más…

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Bibliofobia, «aversión a los libros». Si, existe. Y para un lector amante de los libros resulta impensable.

Existen variantes en esta patología, una de ellas es la biblioclastía (la cual será expuesta el día de mañana), la otra es la monobibliofobia, la cual consiste no en la aversión a los libros en general, si no a uno en específico. Más raro aún, pero es cierto.

A tono personal creo que soy monobibliófobo a libros de superación personal y demás tonterías. Pero sigamos.

Si bien es una fobia bastante extraña, puede tener su origen de distintas formas, pues no se nace odiando a los libros solo por que si. La bibliofobia coyuntural se presenta cuando la persona puede padecer efectos físicos al entrar en contacto con libros, como pueden ser sarpullidos o eczemas, lo que produciría la aversión o alejamiento hacia los libros.

La bibliofobia sobrevenida puede resultar del pésimo trabajo llevado a cabo por las instituciones educativas en todos los niveles, las cuales no integran al estudiante con la lectura para así formar futuros lectores. Lecturas forzadas, lecturas como castigo, abuso de imágenes, poco o nulo interés, son algunos de los factores que derivan en una aversión hacia los libros.

Y si a todo esto le sumamos la mala imagen que la televisión, el cine y la cultura actual le ha dado al lector, mostrándolo como un ser aburrido, solitario y sin amigos, es natural que la mente del niño o adolescente no quiera tener nada que ver con los libros.

Los bibliófobos que tienen su origen en las dos anteriores causas podríamos denominarlos de bajo riesgo; sin embargo, hay un segundo grupo, de alto riesgo, que es tanta su fobia que pueden llegar a sentir ansiedad y palpitaciones cuando se encuentran en presencia de libros. Este terror extremo sin duda ya es objeto de análisis por parte de especialistas. 

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¿Qué otros factores crees que influyen en el desarrollo de esta patología?